miércoles, 29 de junio de 2011

CONFIANZA

Una noche encontré un quinqué que me llevaría hasta la luz, cual era mi sorpresa, la oscuridad no me quería dejar ir, y una parte de mi se ataba a esa oscuridad, con una esperanza estúpida de que todo estuviera bien.
Cual fue mi sorpresa, me fui enamorando de la luz, caí perdidamente en su resplandor, olvidándome de mi pecado; soñé con formas inexplicables, me fundí con ella hasta vislumbrar un futuro genial.
La oscuridad avanzaba conmigo, como una sombra pegada a mis pies, escondida y cautelosa, hasta que el día del eclipse sucedió, como una explosión deprimente y triste, un golpe al corazón tan fuerte que no lo siento, ese eclipse me lo robó, y a la luz le robó todo su esplendor, a la oscuridad le dio risa, me miró fijamente y me dio a entender lo que ya sabía, lo que siempre supe, solo estaba jugando conmigo, con mi esperanza, mi resistencia, mi paciencia.
La oscuridad me ha dañado profundamente, ahora solo me aferro a un rayito de luz, rezando para que crezca de nuevo y se funda en mi ser como antes lo hacía, rezando para que el hueco en nuestros corazones no se hagan más grandes, para encontrar una bandita que lo cure todo, un pegamento suficientemente resistente para que no nos separemos nunca, rezo para re- encontrar ese amor y confianza que nos caracterizaba. 
Luz perdóname, te he fallado.

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